Hadleyburg, Estados Unidos, que hoy día ha dejado de llamarse así, cambió su nombre, precisamente, porque sus otrora honrados habitantes cayeron en la tentación de aceptar sobornos y pedir favores a un forastero que pasó por el lugar y que se sintió ofendido por ello.
El forastero ofreció una bolsa llena de monedas de oro para quien recordara no haber aceptado sobornos de él y muchos en el pueblo se atribuyeron esta virtud sin haberla practicado en realidad.
El lema del pueblo es ahora “Déjanos caer en la tentación” a cambio del original “No nos dejes caer en la tentación”.
Adaptado de El hombre que corrompió Hadleyburg y otras historias, Mark Twain, Nueva York, 1899
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